La Necrópolis germano-visigoda. La Pesga (Cáceres)
Nivel Cero 9
Santander, 2001
Pág. 139-149
LA NECRÓPOLIS GERMANO-VISIGODA
DE LA CUESTA DE LA GRANADA (LA PESGA. Cáceres)
J. Rio-Miranda Alcón
Mª. G. Iglesias Domínguez
1. INTRODUCCIÓN
La sequía de 1992 hace que el nivel de las aguas del pantano de Gabriel y Galán baje más de lo habitual y dejen al descubierto unos bordes de pizarras que tenían las formas de sepulturas. Unos vecinos de La Pesga aficionados a la pesca fueron sus descubridores y divulgadores, y en pocos días saquearon 45 sepulturas. Visitado el lugar, nos encontramos ante nuestro asombro con una necrópolis “germano-visigoda”, la más al oeste de España, localizada en el paraje conocido cómo “ La Cuesta de la Granada”, en el término municipal de La Pesga, al norte de la Provincia de Cáceres.
El hallazgo fue comunicado a la Dirección de Patrimonio de la Junta de Extremadura, y se publicó el hallazgo en la prensa regional el día, 9 de Abril de 1.993.
Esta zona se encontraba cubierta desde la década de los 60 y es lo que motiva que al bajar el nivel del agua queden al descubierto parte de la necrópolis. Algunas de estas sepulturas contenían ajuares funerarios como vasijas de barro hechas a mano, restos de clavos, dos hebillas de cinturón típicas de la cultura germano.-visigoda, así como un fragmento de una vaina o funda de una daga o espada.
Debido a la rapidez con la que nos movimos, conocimos con detalles algunos ajuares y el lugar donde habían aparecido. No a todos se les pudo hacer fotografías, a otros sólo un dibujo con una breve referencia del lugar de su aparición. También se procedió a fotografiar las tumbas y efectuar un plano de situación y orientación y el recuento del número de ellas que habían sido expoliadas. Recientemente hemos llevado a cabo un estudio pormenorizado con los datos recogidos en el lugar.
2. SITUACIÓN GEOGRÁFICA
De todos es sabido que en la región extremeña han aparecido yacimientos visigodos como la ermita de Santa Lucía del Trampal (Alcuéscar), y numerosos yacimientos en los valles de los Ríos Alagón, Jerte y Ambroz. Por su proximidad citaremos a la necrópolis de Zarza de Granadilla distante tan sólo unos kilómetros de este lugar.
La necrópolis que estamos estudiando se encuentra en el término municipal de La Pesga, en el paraje denominado como “La Cuesta de la Granada ”, sus coordenadas cartográficas según la hoja del Instituto Geográfico y Catastral nº 575 correspondiente a Hervás son: 2º 26´ 25´´ longitud W. y los 40º 16´ 30´´ latitud N. (fig.1) Es importante destacar que la zona de la que hablamos está dentro del área de influencia de la ciudad romana de Cáparra,(desde 1990 en período de excavaciones), próxima a la calzada que iba de Emerita Augusta (actual Mérida) hasta Asturicam (actual Astorga).
El hecho de encontrarse la necrópolis de “La Cuesta de la Granada” próximo a estas rutas, hace suponer que por estos parajes debieron de existir uno o varios núcleos habitados, como los denominados, “Vado de Santa Catalina” la zona de “La Laguna”, o quizás, en “San Bartolomé” lugares que se tiene constatado restos de época romana tardía, todos ellos muy próximos al cauce antiguo del río Alagón, así como de la necrópolis.
A tan sólo 4 kms. de la necrópolis de “La Cuesta de la Granada ”, se encuentra otra necrópolis de época visigoda descubierta en 1957 y que el profesor Almagro valoró como interesantes los objetos hallados hasta entonces en las labores agrícolas, posteriormente se desarrolló una campaña de excavaciones en 1960, descubriéndose un total de nueve sepulturas. Los centros de población que correspondían a esta zona de enterramientos, se podrían ubicar en los lugares denominados, “Las Chamorras, Viloria y Montesoto” también con restos romanos, que se encuentran a pocos centenares de metros.
Como hemos citado a poca distancia de estos yacimientos se encuentra la ciudad romana de Cáparra, centro político de la zona que nos ocupa, hoy en período de excavaciones, por el proyecto Alba Plata.
De los materiales exhumados del total de las 45 tumbas, hemos podido estudiar 16 objetos, desconocemos si todas las tumbas dieron ajuar, ya que esta necrópolis soporto un gran e incontrolado expolio a los pocos días de su conocimiento por las gentes, ignoramos el paradero de parte de lo expoliado.
Los datos recogidos por informaciones son ciertamente limitados, nos informaron que llegaban gentes procedentes incluso de otras provincias. De los 16 objetos que se pudieron estudiar, diez de ellos se encuentran en manos privadas, el resto seis jarras, los hemos visto depositados en el Ayuntamiento de la localidad.
4. ARQUITECTURA FUNERARIA Y SU ORIENTACIÓN
En lo que se refiere a la necrópolis de “La Cuesta de la Granada” una vez más, se constatan las tradiciones de inhumación, atestiguadas por los godos en centroeuropa a partir del siglo IV, así como en otras necrópolis próximas a esta. Las sepulturas están excavadas en la tierra y acondicionada mediante la colocación de lajas de pizarra, formando el espacio sepulcral, siendo esta fórmula en el 90 de los casos el elemento común de todas ellas.
La dirección geográfica de las sepulturas es en la mayoría de los casos Este-Oeste, tan sólo hay tres de estas, que su dirección es Noreste. (fig.2) Analizado el desarrollo de las vetas pizarrosas de la zona de enterramientos, llegamos a deducir que estas tres, fueron acondicionadas por la dureza del suelo y con ello las dificultades para efectuar las fosas.
Examinadas algunas de las tierras extraídas, no hemos observado ningún fragmento óseo, en cuanto a los escasos clavos de hierro esparcidos alrededor de las tumbas, nos hace suponer que en ningún caso fueron enterrados en cajas de maderas, depositándolos en el fondo de la sepultura con tan sólo unas parihuelas de madera y el sudario.
Las tumbas pueden agruparse en 3 tipos diferentes desde el punto de vista morfológico: ovales, rectangulares y trapezoidales. Esta diferencia morfológica no se corresponde, sin embargo, con una distribución ordenada, pues de los tres tipos aparecen repartidos por toda el área de la necrópolis. Algunas de las tumbas, han visto alteradas sus fisonomías por las excavaciones clandestinas llevadas a cabo después del descubrimiento de la necrópolis
Frente a la aparente homogeneidad de los tamaños (que oscilan entre los 1,60 y 2,10 de largo por 0,60 y 0,70 de ancho) la profundidad varía entre todas ellas, oscilando entre la total superficialidad hasta los 0, 50 cms. de profundidad. Esta simple fosa como hemos citado en la mayoría de los casos, llevaban unas pizarras formando el acondicionamiento o espacio donde se depositaba al difunto, en algunos casos estaban compuesto por fragmentos de ladrillos o tegulae, estos revestimientos laterales, servían a su vez para el apoyo de la cubierta, esta cubierta que en la totalidad de los casos eran lajas de pizarra de una, dos o tres piezas.
4.1. Tumbas ovaladas
4.2. Tumbas trapezoidales
De este tipo de tumbas hemos contado 12 tumbas, los números: 1, 2, 12, 14, 31, 33, 35, 39, 40, 42, 44, 45.
4.3. Tumbas rectangulares
A este tipo corresponden los números: 3, 4, 5, 6, 7, 8, 10, 15, 16, 17, 18, 19, 20, 21, 22, 24, 25, 28, 29, 30, 32, 34, 36, 37, 38, 41 y 43.
5.1. Tumbas 5 y 6
Estos enterramientos están orientados en dirección norte-sur, destacamos que el terreno de la zona donde se encuentran estás tumbas, presenta unas vetas pizarrosas por lo que en este lugar aparentemente, deben ser pocos los enterramientos que pudieran aparecer. Por esta circunstancia la ubicación de las mismas fue aprovechando los pocos huecos de tierra que quedaban, de ahí posiblemente la dirección contraria a las del resto de la necrópolis. El cubrimiento del enterramiento dado lo superficial en que se encontraba no podemos determinar de cuantas piezas pudiera haber estado compuesto. Por las dimensiones deducimos pudieran ser de niños o adultos de muy baja estatura.
5.2. Tumba 10
Ésta sepultura de planta rectangular orientada en dirección este-oeste, realizada en pizarra, el fondo estaba cubierta por cuatro tegulae. Ésta tiene las paredes de pizarra. Sus medidas son: 80 cm. de ancho y 210 cm. de largo, no se encontraban restos óseos, en esta se extrajo el broche de cinturón del tipo II.
5.3. Tumba 25
Ésta sepultura de planta rectangular estaba orientada en dirección este-oeste, en esta zona hemos observado la mayor potencia de tierra, las paredes están construidas con tejas, el fondo estaba cubierto por cuatro tegulae.
5.4. Tumba 29
Ésta sepultura de planta rectangular orientada en dirección este-oeste, esta sepultura es la que presenta mayor potencia de tierra. Las paredes están construidas por fragmentos de ladillo o fragmentos de tegulae, el fondo estaba cubierto por tegulae sus medidas son 80 cm. de ancho y 250 cm. de largo. Desconocemos si se encontraban restos óseos o si disponía de algún ajuar.
5.5. Tumba 31
Este enterramiento de tipo trapezoidal, hecho con lajas de pizarra, es de los pocos que conocemos el ajuar que contenía, lo componía una vasija con el número 3 y un broche rectangular del tipo I.
5.6. Tumba 32
Enterramiento rectangular, está construido con fragmentos de tejas y ladrillos. El ajuar extraído, lo componía una jarra con asa sin decoración con el número 2 de este catálogo.
Frente a la homogeneidad de los tamaños que oscilan entre los 1,60cm y 2,10cm de largo por 0,60cm y 0,70cm de ancho) la profundidad varía entre todas ellas, así van desde lo superficial de unas a la profundidad de 0,50 cm. en otras. En la mayoría de los casos es una simple fosa que llevaba unas pizarras para acondicionar el espacio donde se depositaba el difunto; en otros casos llevaba un recubrimiento de ladrillos o tegulae. Estos recubrimientos laterales servían a su vez de apoyo a la cubierta, que en todos los casos era una laja de pizarra de una a varias piezas
6. LOS AJUARES PROCEDENTES DE LAS SEPULTURAS
Sólo unas pocas han sido las piezas pertenecientes a los ajuares expoliados que hemos podido ver y estudiar, debido a lo diseminado que se deben encontrar, de ellos sólo hemos podido fotografiar tres piezas, otras solo hemos podido efectuar los dibujos y tomar sus medidas. En total unas dieciséis piezas, dos broches de cinturón, un anillo, un fragmento de vaina o funda de espada y 12 vasijas de barro, (fig.4).
Las piezas de cerámica que forman parte de los ajuares funerarios de la necrópolis de “La Cuesta de la Granada” presentan las mismas características que las del resto de las necrópolis de época visigoda de la Península.
Ignoramos si todas las sepulturas ofrecieron ajuar, aunque algunas personas nos informaron que en varias de las sepulturas no aparecieron ajuares, otras nos indicaron que si aparecieron, y que se las llevaron gente de otros lugares, que utilizaron detectores de metales, incluso nos comentaron que unas arracadas.
7. ESTUDIO DE LOS MATERIALES ARQUEOLÓGICOS
7.1. Cerámica (fig.3)
Varia, ha sido la problemática surgida con la terminología utilizada de la cerámica en esta época, (Palol, P. de: 1950). Para algunos autores, la denominación de cerámica visigoda (término utilizado para clasificar el tipo artístico de ese momento), no debe basarse en el sólo hecho de la llegada y asentamiento de pueblos germánicos en la Península, ya que parece implicar una superioridad germánica que históricamente no puede probarse y, concretamente en cuanto a la cerámica, se ha llegado a la conclusión de que habría que hablar de cerámica “hispanorromana” o de “época visigoda” ya que ésta se fabricaría sin lugar a duda en talleres hispanorromanos, con formas que desde época romana se venían utilizando en la Península, lógicamente enraizadas con elementos indígenas y romanos, no aportando el pueblo godo ni manos ni formas originales, sino imitando lo que vieron e incluso utilizando aquellas (Palol, P. de: 1968).
El comienzo de la utilización de necrópolis en común, es decir, para uso de hispanorromanos y visigodos, desde el siglo VI en el uso de ajuares, dificulta la diferenciación de necrópolis auténticamente visigodas y las hispanorromanas, por un predominio de inhumaciones sin ajuar o compuesto éste por cerámica y bronces (éstos en pequeña cantidad) y las visigodas por la aparición de otros elementos de tradición hispanorromana (Molinero Pérez, A. 1952).
Por otra parte, dos características se destacarían entre ambas culturas, la primera, que aunque se emplearan alfares y quizás manos hispanorromanas si, en algunas de las formas de cerámica de época visigoda, se aprecia cierta evolución sobre las formas de cerámica tradicional y otra, la costumbre muy generalizada aunque no totalmente entre la cultura visigoda y la hispanorromana, de depositar la ofrenda alimenticia al lado derecho de la cabeza del difunto, para el tránsito entre la vida terrestre a la vida espiritual. Aunque esta costumbre provenía de la tradición indígena en España y mantenida con menor intensidad entre el mundo romano, siguiendo costumbre ésta, que continuó dentro de las comunidades cristianas, levantándose contra esta tradición la autorizad eclesiástica, (Pérez de Barradas, J. 1933).
Todas las cerámicas estudiadas de la necrópolis de “La Cuesta de la Granada” presentan una característica común, y es la de estar manufacturadas a mano, nueve en forma de jarro, con asa, correspondiendo el 75% del total, tres en forma de cuenco carenado, el 17% y una en forma de gutus o jarro con pitorro vertedor, el 8%.
7.1.1. Morfología de los materiales
Número 1, (2 unidades), jarra de pasta marrón rojiza, de paredes relativamente gruesas, escasez de desgrasante micáceo, de buena factura, su cocción de tipo reductor, la decoración lo forman líneas incisas en su parte inferior, el asa se inicia en el borde y termina al comienzo de su panza, formando casi una línea vertical entre el borde y el pie de la jarra, de base totalmente plana.
Número 2, (3 unidades), jarra de pasta ocre oscuro, con desgrasante micáceo abundante, de buena factura, al igual que la anterior forma el asa tiene su comienzo en el borde y termina al comienzo de su panza, sin decoración de base totalmente plana.
Número 3, (1 unidad), gutus de pasta marrón anaranjada, de paredes gruesas, con abundante desgrasante micáceo, de regular factura, algo deforme en su panza, con cuello alargado, y vertedor, con asa amplia que nace al borde y termina en la mitad de su panza, en pico redondeado, de base plana.
Número 4, (1 unidad), cuenco carenado de pasta ocre oscura, de paredes gruesas, con desgrasante micáceo, de factura muy irregular, sin asa y sin decoración, base plana.
Número 5, (3 unidades), jarra de pasta marrón claro, de paredes gruesas, con abundante desgrasante micáceo, con asa que tiene su comienzo el borde y termina poco antes del inicio de su panza, cuello redondeado, diferente a las otras piezas que discurren verticalmente, de factura irregular, sin decoraciones y base plana.
Número 6, (2 unidades), jarra de cuello algo más largo que las anteriores y de panza achatada, de paredes gruesas, de pasta ocre claro, con asa que se inicia al borde y termina al comienzo de su panza, con decoración formada por dos líneas en zig-zag en toda la pieza, base plana.
7.2. Broches de cinturón
En el transcurso del siglo VI se sitúa la evolución de las placas con broche de cinturón rectangular, conocidos como Gürtelbeschlagplatten, tipos I y II, por la bibliografía alemana, conviven estos tipos con las fíbulas fundidas en una sola pieza, aunque estos tipos son aún más complejos, si se considera por su tipología su técnica y su ornamentación como perteneciente a este siglo.
La evolución de estos tipos, arrancan de formas sencillas, recubiertas las placas con cabujones en los ángulos y en el centro, y unas decoraciones de puntilleado en la placa como el otro ornamento característico de este tipo, posteriormente evolucionan hacia un recubrimiento total de la placa por unos tabicados, rellenados por piedras, pasta vítrea y fragmentos de vidrio recortados, de diversos colores.
7.2.1. Descripción y metodología de su fabricación
Los diferentes pasos para la elaboración de los broches de cinturón de placa rectangular articulada, una de ellas del tipo I y la otra de técnica trilaminar tipo II, responden a una metodología muy concreta: primero, recortaban dos planchas de bronce de 1 mm. de espesor, con cuatro orificios en sus esquinas, entre ambas planchas se pasaba el cinturón de cuero de 5, 8 cms. de ancho; una de ellas era algo más larga y que servía para abrazar la hebilla; segundo, se recortaba otra pieza de un ancho entre 6 y 7 mm. que serviría de marco, y tercero otra pieza que enmarcaba los distintos muretes dando la forma de la decoración que se quisiese desarrollar.
Una vez todas las piezas ensambladas y remachadas con los roblones o remaches, que casi siempre eran de hierro, quedaba formada la placa de cinturón, ya sólo quedaba el relleno que se efectuaba con resinas y cal o yeso, y la pasta vítrea o recortados, así como las piedras más grandes que eran (granates o almandinas) que se colocaban en los cabujones.
7.2.2. Placa 1
Pocas son las variantes de los motivos decorativos que aparecen en las piezas de la necrópolis de “La Cuesta de la granada” dado que, tan sólo se han documentados dos piezas de gran valor decorativo.
Medidas: 10,7 cms. de largo total x 6,1 cms. de ancho, su decoración esta compuesta por un umbo central de forma rectangular, con un piedra de color verde oscuro, en las esquinas de la placa cuatro cabujones que alojan cuatro granates, y en los laterales otros cuatro cabujones pequeños que alojan dos piedras azules y dos verdes. El resto de la placa los motivos decorativos que aparecen en esta pieza lo componen: alrededor del umbo central róleos de volutas de línea de puntos, y líneas en forma de “S” con sus extremos cerrados, también en líneas de punteado.
La hebilla de forma también ovalada, se encuentra más elaborada que la anterior, su decoración lo componen orificios efectuados a cincel que dan alojamiento a triángulos de vidrio rojo a excepción de cuatro piedras redondas de color azul, la parte superior de la aguja de sujeción, esta decorada con dos líneas de puntillado, la forma de sujeción a la placa, igual que la pieza anterior. (fig.4.1)
7.2.3. Placa 2
Las decoraciones mas alejadas de su centro, lo componen dos celdas cuadradas que alojan una roseta de cuatro pétalos con vidrios de color verde, los espacios entre la celda y las hojas son de color rojo, en el centro una celda redonda con una roseta de cuatro pétalos al igual que los de los extremos, también de cristal verde, los espacios son de color rojo y verde.
Medidas: largo total, 13,5 cms. x 6,6 cms. de ancho en la hebilla, su decoración esta compuesta por un umbo central que alojaba un granate (se desconoce su color) dos círculos concéntricos, el mas central lo componen 21 triángulos alternados, entre vidrios de color rojo y verde, los rojos son algo mas grandes que los verdes. El siguiente círculo algo mas estrecho que el anterior, compuesto por 29 triángulos de color rojo vinoso algunos más grandes que otros.
En sus laterales lo componen medias lunas y semicírculos con cristales al igual que toda la pieza de color, verde y rojo. La decoración de la hebilla, es muy simple, lo componen unas líneas incisas a lo largo de la superficie de la misma, la hebilla es ovalada con pasador de sección circular. Sobre éste último se asienta la charnela y el resorte de sujeción de la aguja al final de la aguja, se incurva hacia abajo apoyándose sobre la anilla. Las dos alas de la charnela se sujetan mediante dos roblones una al mosaico decorativo y la parte inferior a las planchas de fondo y apoyo. Quedando toda la composición con una elasticidad y consistencia a la vez. (fig.4.2)
7.3. Hallazgo de un tablero de juego
Por la zona de enterramientos se recogió una pizarra, de 25 x 27 cms. con líneas incisas, formando un típico juego de fichas de la época. (fig.5)
8. PARALELOS Y CRONOLOGÍA
Brevemente vamos a exponer los paralelos de los enterramientos y ajuares en esta necrópolis e intentar darle una cronología comparándoles con los conjuntos encontrados en otras necrópolis de la Península
Encontramos paralelos con respecto a la tipología de los ajuares de la necrópolis de “La Cuesta de La Granada” con las necrópolis de Castilterra, Carpio de Tajo, Duratón, Daganzo de Arriba, Estagel, Herrera de Pisuerga y Zarza de Granadilla.
La datación de la necrópolis de “La Cuesta de la Granada” en la localidad de La Pesga, la dan con exactitud los broches de cinturón de placas rectangulare, que constituyen una de las bases cronológicas más fiables. Hoy ha quedado sobradamente demostrado, que los broches tienen una datación segura, gracias a los paralelos que se establecieron con los hallazgos en el sur de Rusia e Italia, y hoy día, en otras necrópolis de la península Ibérica.
Los broches de cinturón que en el contexto de España, reciben el nombre de visigodos proceden de modelos italianos ostrogodos. En Italia encontramos este tipo hasta la mitad del siglo VI; en España, los modelos visigodos duran desde esta fecha, hasta el 620, época en la que deja de sentir la influencia bizantina. Fijamos esta fecha del 620 como final de la existencia de estos broches visigodos, basándonos en que el reinado de Suintila (621-631) ya han desaparecido en casi toda la Península.
BIBLIOGRAFÍA
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Fig. 1
Fig. 2
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Fig. 3
Fig. 4
Fig. 4
Fig. 5 Fig. 6
Fig. 7
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